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Qué mejor manera de inaugurar nuestro blog haciendo un pequeño homenaje a una de las primeras mujeres que empieza a reivindicar su propio papel como mujer en la historia. Desde siempre, la historia ha estado escrita por y para hombres, sin hueco alguno para el sexo femenino, siendo siempre este el gran olvidado. Cosas tan necesarias e importantes como el tipex, el limpiaparabrisas, la calefacción de los automóviles no serían concebibles si no fuese por mujeres como Bette Nesmith Graham, Mary Anderson, Margaret A. Wilcox…
Intrínsecamente pensamos que los valores que conforman la feminidad son de sumisión con respecto a los que forman la masculinidad, que son de dominio. Cometemos un error muy grave a la hora de hablar de estos temas, y es el creer que solo afecta a algunas mujeres y hombres, que solo basta con una intervención psicológica y judicial. Si no destruimos los tópicos del amor, familia, hombre, mujer, igualdad... No lograremos llegar a buen puerto. Tanto el amor como la familia son dos realidades humanas que sobretodo tienen que ver con la organización de la sociedad, por lo que son un asunto público y no privado. La violencia doméstica es un fenómeno universal y atemporal y sobre esa atemporalidad vamos a centrar este blog. Como he indicado anteriormente, hoy empezaremos hablando sobre Juana Inés de la Cruz, aunque a priori su nombre nos puede hacer pensar que podría ser una religiosa sin más, esta mujer puede haber marcado un antes y un después a la hora de defender al género femenino. Niña prodigio, aprendió a leer y escribir con tres años. Después con ocho años escribió su primera loa. En 1659 se trasladó con su familia a la capital mexicana. Muy admirada por su talento y precocidad. A los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición, su viva inteligencia y su habilidad versificadora. Ingresó en un convento de carmelitas descalzas en 1667 y permaneció por cuatro meses del cual salió por enfermedad y finalmente profesó en 1669 en el convento de San Jerónimo de la ciudad de México, donde permaneció hasta su muerte ocurrida durante una epidemia de peste. Su época más fecunda empieza en 1680 con la concepción del Neptuno Alegórico, arco triunfal en honor de los virreyes de la Laguna. Pero, ¿qué es lo que hace a esta mujer tan importante? De acuerdo a la mayoría de los filólogos, Sor Juana abogó por la igualdad de los sexos y por el derecho de la mujer a adquirir conocimientos. El mismo Alatorre lo reconoce: «Sor Juana la pionera indiscutible —por lo menos en el mundo hispanohablante— del movimiento moderno de liberación femenina». La obra de Sor Juana rompe con todos los cánones de la literatura femenina. Desafía el conocimiento, se sumerge por completo en cuestiones epistemológicas ajenas a la mujer de esa época y muchas veces escribe en términos científicos, no religiosos. En una de sus obras más famosas, Redondillas, trata sobre las desigualdades entre los hombres y las mujeres. Ella les llama necios a los hombres porque ellos acusan a las mujeres de las mismas cosas que ellos hacen. Ella defendió el derecho de la mujer a ser respetada como un humano. Su intención fue criticar el sexismo que infestó la sociedad de su tiempo. Culpó a los hombres necios de este problema. Ellos eran los que no permitían a las mujeres tener libertad y conocimientos. Uno los temas apasionados de Sor Juana fue la educación de las mujeres. Ella creyó que las mujeres estaban privadas de su derecho a recibir educación. Así, las mujeres estarían informadas de la desigualdad que existe en su sociedad. ¿Qué motivos le impulsaron a iniciar tal batalla por defender los derechos de las mujeres? Pues ante esto tenemos dos distintos motivos: -Respecto a su vida personal: Sufrió mucho el machismo durante su niñez, privándola de comer cuando era pequeña por su inteligencia (por el mero hecho de ser mujer) cortándole el pelo cuando no aprendía algo... Y este problema siguió durante toda su vida pues ella era una apasionada al conocimiento y llegó al punto de ir disfrazada de hombre para ir a la universidad. -Respecto a la sociedad: de esa época: Juana Inés de la Cruz tenía una visión muy moderna respecto a la mujer para el siglo XVII, un pensamiento que le llevó enfrentarse a muchas de las opiniones machistas de la época como pueden ser: Una mujer sin hijos es una mujer incompleta, Una mujer no puede estudiar... A los que arremetía con argumentos tan nobles como que sus únicos hijos son los libros que guardan conocimiento. En conclusión, Juana Inés de la Cruz luchó contra la sociedad machista de aquella época y peleó por su derecho a poder estudiar y obtener conocimiento. Todo esto la lleva a convertirse a una de las figuras feministas más importantes de la historia. Gracias a su lucha, ahora las mujeres pueden cumplir su sueño, poder estudiar y estar en una sociedad que las respete tal y como ellas son. Por todo esto, te damos las gracias Juana Inés de la Cruz, gracias por iniciar un camino de lucha hacia la igualdad que algún día podamos afianzar. |